Coloquio: Modelos estadísticos y dinámicos de envejecimiento cerebral
- 2024-12-05 14:00 |
- Aula 8
Por Esteban Calzetta, Buenos Aires, 4 de Septiembre de 2018.
El Dr. Mario Castagnino falleció el 27 de Agosto de 2018 en su ciudad natal, Rosario. Se doctoró en Matemáticas en la Universidad de Roma (1965) y en Física en la Universidad de París (1974). Fue profesor de los departamentos de Matemática (1971-1987) y Física desde 1987. Fue designado Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires en 2002. Fue Investigador Superior del CONICET (desde 1995) y Beca Antorchas (1990).
El impacto institucional de su trabajo ha sido enorme. Fue Director del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Nacional del Litoral (1965-70), bajo cuya dirección se creó la Licenciatura en Física; Decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Rosario (1971-72), donde fue determinante su contribución para la radicación de los primeros grupos de investigación, y Director-Organizador del Instituto de Física de Rosario (1980-87). También participó en la creación del Planetario y Observatorio de Rosario (1981). De hecho, su actividad trascendió los límites de la disciplina, ya que desde la Fundación Castagnino fue un animador de las actividades del Museo homónimo y del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRO), que contribuyó a crear. Por estos aportes la ciudad de Rosario lo designó Ciudadano Ilustre en 2016.
Su obra también trascendió nuestras fronteras, ya que promovió los estudios en relatividad general y cosmología en toda América Latina. Fue un impulsor de los Simposios Latinoamericanos de Relatividad y Gravitación, y luego de los encuentros Gravedad Cuántica en el Cono Sur, los que ayudaron a conectar a los distintos grupos activos en la región y potenciaron así su desempeño. Participó en innumerables colaboraciones internacionales, destacándose sus intercambios con el Prof. Ilya Prigogine de la Universidad Libre de Bruselas.
Además de ser autor de alrededor de 200 artículos científicos y ser reconocido internacionalmente como un pionero en el estudio de la teoría cuántica de campos en espacios curvos, a lo largo de su carrera el Dr. Castagnino sobresalió como formador de científicos. Dirigió Tesis Doctorales en Física, Matemáticas y Astronomía. Entre sus discípulos, tanto doctorandos como licenciandos, se encuentran ocho Profesores del Departamento de Física, tres de los cuales fueron además Directores del mismo.
Un aporte especialmente significativo en nuestro medio fue la creación y dirección del Grupo de Teorías Cuánticas Relativistas y Gravitación, en el IAFE y el IFIR. Como señaló Juan Pablo Paz al solicitar la designación como Profesor Emérito de la UBA,
“(...) dicho grupo fue creciendo alrededor del Prof. Castagnino a partir de 1980, en momentos en los que no existía en Buenos Aires un conjunto de investigadores dedicados al estudio de la Física de Partículas y Gravitación. Con una excepcional visión de futuro y un original enfoque sobre la manera en que debe fomentarse la formación de un nuevo grupo de investigación, el Dr. Castagnino promovió en nuestro Departamento un área de la física que había estado prácticamente ausente desde los tiempos de Giambiagi y Bollini. No es posible soslayar el hecho de que varios investigadores jóvenes cuyas carreras estaban siendo arbitrariamente obstaculizadas encontraron en este grupo la oportunidad de desarrollarse y madurar profesionalmente, sin otras exigencias que la idoneidad y la pasión por la Ciencia".
Ya en este siglo, incorporó la Filosofía en el espectro de sus intereses, contribuyendo a crear el Grupo de Filosofía de las Ciencias (FCEN y Facultad de Filosofía y Letras) y siendo coautor, con Juan José Sanguineti, del libro "Tiempo y Universo" (Ed. Catálogos, Buenos Aires, 2006).
Habiendo tenido el privilegio de trabajar con Mario por muchos años, me resulta difícil decidir qué aspecto de su personalidad me impresiona más, si la voracidad con la que se abalanzaba sobre cualquier oportunidad de aprender algo nuevo, o la generosidad con la que ponía su tiempo, sus conocimientos, su prestigio, y en oportunidades sus recursos materiales, a la disposición de quien lo pidiera, ya sea un colega, un discípulo, o un asistente a alguna de sus muchas, y excepcionales, charlas de divulgación.
Mario decía que de sus estudios cosmológicos había aprendido que, frente a la escala del Universo, si uno no se volvía humilde no había entendido nada. Mario era la manifestación concreta de esa enseñanza. Habiendo alcanzado la cúspide de la profesión, como científico y como gestor de la ciencia, nunca valoró nada tanto como la calma para seguir estudiando, y la compañía de gente joven con quienes compartir la maravilla de cada nuevo descubrimiento.