Coloquio: Estimación de parámetros de la superficie terrestre con sistemas de iluminación de oportunidad (GNSS-R)
- 2024-10-10 14:00 |
- Aula Federman
El físico Sergio Dasso lidera al grupo que acaba de poner en funcionamiento a Neurus, el primer detector de rayos cósmicos del país en suelo antártico. El nombre es un guiño a la mítica serie Superhijitus, por la forma de sombrero que sobresale en el detector, su componente principal:el soporte del fotomultiplicador que amplifica la energía de los fotones generados por las partículas que miden.
*Por Lis Tous
¿Por qué en la Antártida?
Básicamente, por la importancia de medir rayos cósmicos cerca del polo magnético. Los rayos cósmicos primarios que más nos interesan tienen carga eléctrica por lo que su trayectoria se desvía cuando ingresan al entorno espacial de la Tierra - debido al campo geomagnético-; se observan mayores flujos de partículas en altas latitudes y menos flujos en las regiones ecuatoriales. Durante las fulguraciones solares más violentas pueden generarse estructuras en la corona del Sol que funcionan como 'aceleradores' de partículas. Así, aparecen 'jets' de partículas cósmicas que pueden penetrar el ambiente espacial terrestre y llegar a regiones cercanas a los polos en la superficie de la Tierra. Estas partículas no pueden ser observadas con un detector en Buenos Aires o en Malargüe, pero sí pueden ser cerca de los polos.La comunidad conoce muy bien estas ventajas desde hace tiempo, y existen diversos tipos de detectores de rayos cósmicos en diferentes bases antárticas de otros países. Así, la Antártida es un lugar ideal para poder observar partículas solares.
¿Qué tipo de partículas “caza” Neurus?
Neurus permite detectar partículas secundarias con carga eléctrica, principalmente muones, electrones o partículas gammas por creación de pares que generan electrones y positrones de gran energía. Podemos discriminar y medir con gran exactitud cuánta es la energía depositada por la partícula cuando pasa a través del detector. El rango de la energía depositada que puede discriminar el detector va desde unos pocos MeVs (megaelectronvoltios) hasta unos pocos GeVs (gigaelectronvoltios).
Los rayos cósmicos que ingresan desde el exterior de la Tierra se denominan primarios. Cuando estas partículas se acercan a la superficie terrestre, se encuentran con la atmósfera y se desarrollan reacciones nucleares que llamamos lluvias o cascadas. Durante estos procesos, cada rayo cósmico primario genera una gran cantidad de rayos cósmicos secundarios. Nuestros detectores miden los rayos cósmicos secundarios, que son los que logran llegara la superficie terrestre.
¿En qué se diferencia este detector con otros como el Observatorio Pierre Auger?
Nuestro detector se enmarca en el Latin American Giant Observatory (LAGO), ahora que instalamos nuestro detector en la base Marambio, la colaboración tiene nodos desde México hasta la Antártida. Los detectores de esta red son versiones adaptadas más simples que los de superficie del Observatorio Pierre Auger.
El Pierre Auger está enfocado principalmente en los rayos cósmicos de mayor energía y por eso se requiere de un gran arreglo de detectores de superficie para hacerlo, si se tiene en cuenta que la extensión de la lluvia de secundarios está relacionada con la energía del rayo cósmico primario. Por esto también Auger tiene detectores de fluorescencia.
En nuestro caso, el interés que tenemos se enfoca en energías menores y en observaciones estadísticas como variabilidad de flujo y no en la observación de partículas individuales. Si bien por el momento no consideramos instalar detectores de fluorescencia en la Antártida, sí planeamos en el mediano plazo complementarlo con otros que permitan ampliar la validez de las mediciones.
¿Cómo van a publicar los datos generados?
En el mediano plazo, nuestra idea es que los datos estén disponibles en tiempo real. Esta decisión se basa en que recientemente se está implementando un sistema de provisión de datos de Meteorología del Espacio para la aeronáutica civil a nivel mundial. De hecho nuestro grupo participó en auditorías desde la Organización Meteorológica Mundial (OMM), auditando al centro de 'Space Weather' de NOAA y a un consorcio europeo llamado PECASUS (Pan-European Consortium for Aviation Space weather User Services). Estos centros, junto con varios centros de otros países se propusieron en el ámbito de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para proveer datos y pronósticos similares a los de la meteorología tradicional, pero en este caso vinculados con la Meteorología del Espacio.
El flujo de rayos cósmicos, al ser trazadores de las condiciones del espacio, son una parte importante dentro del conjunto de datos que se ofrecen en este campo. Y nuestro grupo así aportaría desde Argentina a caracterizar estas condiciones espaciales. Así, luego de un período de prueba de nuestros datos, cuando se los publique en tiempo real, se realizará un aporte regional a la caracterización de las condiciones espaciales en forma operativa.
¿Cómo es hacer ciencia en el continente blanco?
En cuanto a lo personal, el continente es tan diferente y maravilloso que cada día tuve un deslumbramiento diferente. Por ejemplo es muy impresionante ver los diferentes matices que tiene el mar de Weddell con sus impresionantes témpanos flotando. Por otro lado, allí el dinero no existe y este aspecto también implica un cambio muy interesante en el modo de vivir. El ambiente en la base es muy cordial y uno va conociendo a todas las personas, manteniendo un balance profesional y personal que muchas veces genera vínculos personales que trascienden las campañas.
En cuanto a lo hostil del clima el desafío es extremo, la planificación del trabajo depende fuertemente de las condiciones de cada día, ya que se deben evaluar muy bien como las tareas en función de los vientos, la intensidad de la nieve, la temperatura. Por otro lado, la planificación debe ser impecable, ya que aquí no existen lugares donde comprar repuestos o componentes, por lo que completamente todo debe ser exhaustivamente planificado y considerado antes de realizar la campaña.
Participaron de la última campaña donde se montó el laboratorio de Space Weather y el detector en la base Marambio:Sergio Dasso, investigador principal en el IAFE/UBA-CONICET y profesor en DCAO/DF-FCEN-UBA; Adriana Gulisano, investigadora del IAA/DNA y JTP del DF; Matías Pereira y Omar Areso, ambos pertenecientes al personal de apoyo del CONICET en el IAFE. |