El Departamento de Física (DF) dicta cursos de grado para alumnos de las carreras de Ciencias Físicas, Biológicas, Geológicas, Químicas y de la Atmósfera y los Océanos y sus Profesorados respectivos en el ámbito de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la Universidad de Buenos Aires. En el ámbito del DF se dicta también la carrera de Doctorado en Ciencias Físicas (categorizada “A” por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitarias) que, con una modalidad personalizada, implica entre cinco y diez cursos de postgrado cada cuatrimestre y, aproximadamente, veinte doctores graduados cada año.
El DF es también un importante centro de investigación en el que trabajan más de noventa investigadores formados. Los temas de trabajo abarcan una gran variedad de áreas de la Física. Esta riqueza de temas y enfoques es, sin duda, una característica ya consolidada a la que debe sumársele el esfuerzo en las últimas décadas por acrecentar el desarrollo relativo de los grupos de física experimental, el impulso a las actividades interdisciplinarias, y una sostenida política que apunta a incorporar jóvenes investigadores y a promover la excelencia científica.
Los orígenes DF se remontan a las primeras décadas del siglo XX, cuando coexistían en el mismo ámbito universitario carreras como Ingeniería, Matemática y Arquitectura. En la segunda mitad de la década del '50 se crea la FCEyN y el DF adquiere su estructura actual.
La historia de los últimos cincuenta años del DF está marcada fuertemente por la de nuestro país. Tuvo una época brillante hasta mediados de los '60, donde personalidades como Juan José Giambiagi, Carlos Bollini, Daniel Bes y otros demostraron que era posible contar con un DF donde se cultivara la investigación científica de excelencia en el ámbito de una Universidad Pública abierta. El golpe del '66 y la Noche de los bastones largos castigaron duramente al DF, que se vació de docentes e investigadores. Los intentos por recuperar al DF para la actividad científica fueron difíciles. Luego de la corta primavera del '73 vinieron exilios masivos, represión desde el '74 y desapariciones desde el '76. A partir de la recuperación de la democracia la reconstrucción tampoco fue fácil pero comenzó a dar frutos a partir de principios de los años 90, pese a la adversidad del contexto económico y social.
En 1996, el 15 de octubre, en un acto de homenaje se impuso el nombre Juan José Giambiagi al Departamento de Física de la FCEyN.
Hoy, gracias a las mejoras en el reconocimiento de la importancia de la educación universitaria y de la creación de conocimiento científico por parte de la sociedad y de los administradores del Estado, el DF es un activo centro de docencia universitaria, investigación científica y vinculación con la sociedad, en el cual se destaca la formación de graduados y posgraduados de excelencia, la amplia variedad de ramas del conocimiento físico que se cultivan -con una revitalización creciente de la física experimental- y las actividades de difusión institucional y popularización del conocimiento.
La figura de J. J. Giambiagi es una de las más trascendentes en la historia de la Física en la Argentina, no sólo por la magnitud de sus aportes sino también por su protagonismo universitario -en lo académico y en lo político-, por su compromiso con los valores democráticos, y por el impulso que le dió al desarrollo global de la disciplina en Latinoamérica.
Se doctoró en la Universidad de Buenos Aires bajo la dirección del prestigioso matemático Alberto González Dominguez en 1950 para luego realizar su etapa posdoctoral en Inglaterra. En 1953 ingresó como profesor asociado al Centro Brasileño de Pesquisas Físicas en Rio de Janeiro y en 1956 se integró a la Comisión Nacional de Energía Atómica, donde conoció al que sería su socio por casi cuarenta años: el físico Carlos Bollini. En 1959 fue director del DF caracterizando, con su participación, una etapa recordada como de oro en la Universidad de Buenos Aires e interrumpida a bastonazos en 1966. En esos años de irracionalidad, la Fundación Bariloche solventó la actividad científica de Giambiagi y su equipo, lo cual le permitió hacer contribuciones memorables a la física de partículas. En 1969, después de renunciar al Directorio del CONICET para no avalar, con su presencia, la intervención de la SIDE en el nombramiento de investigadores, se incorpora a la Universidad Nacional de La Plata. En 1972 publica con Bollini el llamado método de regularización dimensional, que pasó a ser indispensable para los cálculos de procesos que describen las interacciones básicas de la física de partículas. Según renombrados físicos latinoamericanos, sus históricos trabajos merecían haber formado parte del reconocimiento que se hiciera en 1999 con el premio Nobel a los holandeses 't Hooft y Veltman. En 1976, la nueva oleada de irracionalidad obligó a Giambiagi a exiliarse en Brasil, nuevamente en el Centro Brasileño de Pesquisas Físicas, donde formó y dirigió -hasta su muerte- un grupo teórico de excelencia.
Giambiagi dirigió el Centro Latinoamericano de Física durante ocho años. Desde este foro estimuló con gran amplitud la cooperación científica entre países de la región.